Sensogenoma revela que la música puede actuar como un modulador biológico en personas con trastornos neurológicos o cognitivos

16 septiembre 2025

El proyecto, desarrollado por los grupos GenPoB y GenVip del IDIS, ha detectado cambios en la microbiota de personas con Trastorno del Espectro Autista y demencia tras escuchar música

El próximo concierto se desarrollará o 3 de octubre en el Auditorio de Galicia y contará con la participación de la Real Filarmonía de Galicia y la Banda de Santiago

Santiago de Compostela, 16 de septiembre de 2025.- El IDIS ha albergado este martes la presentación de los resultados de la última edición de Sensogenoma, un evento en el que la doctora Laura Navarro Ramón, musicóloga y coordinadora del proyecto, ha compartido junto a Antonio Salas y Federico Martinón, investigadores principales de la inciativa, importantes avances en sus estudios sobre la influencia de la música en la biología humana. Tras tres años de investigación, los estudios han demostrado que ciertos estímulos musicales son capaces de modificar la expresión de los genes, la actividad de las proteínas e incluso la microbiota oral. La música, ese elemento universal que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes, no solo conmueve o sirve de entretenimiento: también puede transformarnos.

La investigación está llevándose a cabo en pacientes con diferentes condiciones, como daño cerebral, alzhéimer o Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Entendemos ahora que la música no es sólo un estímulo cultural o emocional, sino un modulador biológico capaz de influir en genes, proteínas y microorganismos que afectan directamente la salud y el bienestar”, afirmó el líder del grupo de investigación GenPoB del IDIS, Antonio Salas.

Al acto también han acudido Ángel Facio Villanueva, Gerente del Área Sanitaria de Santiago de Compostela e Barbanza, Míriam Louzao Fernández, concelleira de Capital Cultural, Turismo, Educación e Memoria Histórica de Santiago de Compostela, Sabela García Fonte, directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia y Casiano Mouriño, director de la Banda Municipal de Música de Santiago de Compostela y Dulce María García Mella, secretaria general de la USC.

Proyecto Sensogenoma

La sensogenómica, como disciplina que estudia el impacto de la música en la expresión génica, fue creada como concepto y desarrollada por los grupos de investigación multidisciplinar de la Universidad de Santiago de Compostela y el IDIS, GenPoB (Grupo de Genética de Poblaciones en Biomedicina) y GenViP (Grupo de Investigación en Genética, Vacunas y Enfermedades Infecciosas), liderados por Antonio Salas Ellacuriaga y Federico Martinón Torres respectivamente. El proyecto comenzó con los Conciertos Sensogenoma22, en colaboración con la Real Filarmonía de Galicia y el Auditorio de Galicia, concebidos como experimentos controlados para estudiar la relación entre estímulos musicales y biología humana.

Durante los primeros dos años, los estudios se centraron en personas sin patologías conocidas y en pacientes con trastornos cognitivos de edad avanzada, sobre todo la enfermedad de Alzheimer. Gracias a estos estudios pioneros, el equipo publicó diversas investigaciones que sentaron las bases para explorar como la música puede influir en procesos biológicos complejos. Con todo, 2025 fue un año especialmente revolucionario para el proyecto. Por primera vez, los investigadores lograron analizar pacientes con daño cerebral y TEA, además de acercar nuevos resultados en pacientes con demencia, abriendo un nuevo capítulo en la investigación sensogenómica. “Rompemos barreras técnicas de todo tipo”, comenta Antonio Salas. “Desde analizar cantidades mínimas de sangre obtenidas con una simple punción en el dedo, hasta estudiar el transcriptoma completo a partir de muestras de saliva y lágrimas. Además, logramos medir simultáneamente la expresión de más de treinta mil moléculas, miles de proteínas y por primera vez también en la historia, la microbiota oral en pacientes con alzhéimer y TEA a partir de muestras mínimas recogidas en contextos logísticos muy complejos”, explica.

En pacientes con TEA, la música modula genes implicados en el desarrollo neurológico, la regulación inmune y la función mitocondrial, mientras que, en la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la microbiota oral sugieren que la música podría influir en mecanismos relacionados con la neuroinflamación y la progresión de la enfermedad. Estos resultados se alinean con la hipótesis emergente en neurociencia de que infecciones y desequilibrios microbianos podrían ser un factor causante de ciertas demencias. “Es fascinante observar como un estímulo tan humano como la música puede generar cambios medibles en el cuerpo”, explicó Laura Navarro. “Esto nos demuestra que la música puede actuar como un modulador biológico, no solo emocional o cognitivo. Y el mejor es que estos efectos se perciben de manera más intensa en los pacientes, lo que abre enormes posibilidades terapéuticas”, añade.

El proyecto también ha destacado la importancia de la colaboración con asociaciones de pacientes. Estas organizaciones, un total de quince en la actualidad, no solo facilitan el contacto con los participantes, sino que acercan perspectivas valiosas sobre la experiencia subjetiva del paciente y su calidad de vida. Integrar estas voces permite a los especialistas evaluar no solo cambios biológicos, sino también mejoras en interacción social, comunicación y bienestar emocional, aspectos fundamentales en la vida diaria de quien sufre daño cerebral o TEA. Esta estrecha colaboración dio lugar a otro de los grandes hitos del año: la puesta en marcha del proyecto europeo EUTERPE_adn, que permitió desarrollar talleres musicales interactivos y sostenidos en el tiempo con pacientes de distintas patologías, así como la recogida y análisis de muestras biológicas para evaluar el efecto de estas intervenciones.

Sensogenoma representa una disciplina emergente que estudia como los estímulos sensoriales afectan la biología a nivel molecular. Gracias a esta perspectiva, el equipo busca identificar biomarcadores de respuesta individual, validar dianas terapéuticas y establecer relaciones causales entre música y procesos fisiológicos, abordando cuestiones históricas sobre la falta de evidencia científica en estudios de arte y salud. El equipo investigador destaca que la música no solo activa el cerebro, sino que también tiene un efecto sistémico, modulando genes, proteínas y microbiomas en tejidos periféricos como la saliva. Esto indica que la música puede actuar sobre el llamado eje oral-cerebro, una vía emergente que conecta la microbiota oral con la función cerebral y los procesos inflamatorios. “Estamos al inicio de una nueva era en la investigación de la música y la salud”, concluye Federico Martinón. “La integración de la sensogenómica con la neurociencia, la clínica y la biología molecular nos permiten vislumbrar terapias musicales basadas en evidencia sólida, con potencial para transformar la atención de pacientes con diversas condiciones neurológicas y cognitivas”, señala.

Antonio Salas indica, por su parte, que “la detección de alteraciones en la microbiota de pacientes tras el estímulo musical resulta especialmente interesante, ya que hoy se expone que el origen de ciertas enfermedades neurodegenerativas podría vincularse a infecciones orales”. Que la música sea capaz de modular a microbiota oral abre la posibilidad de explorar su potencial en la identificación de biomarcadores.” Así, durante 2025, los especialistas de los dos grupos de investigación publicaron seis nuevos estudios, ampliando y consolidando la evidencia de que la música modula a expresión génica, el proteoma y la microbiota, tanto en pacientes con enfermedades como en individuos sanos. Entre las aportaciones más relevantes destaca el hecho de que la música puede compensar la expresión génica alterada en trastornos cognitivos relacionados con la edad, activando rutas de autofagia y organización sináptica. Además, en pacientes con la enfermedad de Alzheimer, la música modula a microbiota oral, afectando bacterias implicadas en neuroinflamación y procesos neurodegenerativos. En el caso del TEA, la música influye en genes asociados a la función inmune y mitocondrial, así como la microbiota oral, sugiriendo efectos sistémicos y potenciales beneficios para la cognición y la interacción social. Finalmente, en el daño cerebral, la música afecta genes vinculados a la neuroplasticidad y la reparación neuronal, apoyando su integración en programas de rehabilitación.

Próximo concierto

El próximo 3 de octubre se desarrollará la cuarta edición de Sensogenoma, un referente cultural y científico ya consolidado en Santiago de Compostela, en el que la Real Filarmonía de Galicia (RFG) y la Banda Municipal de Música de Santiago de Compostela interpretarán un repertorio secreto. El concierto, que acogerá nuevamente el Auditorio de Galicia, tendrá dos partes musicales de 30 minutos y se recogerán muestras de donantes voluntarios antes, después y en el descanso del concierto para poder comparar los resultados de dos impulsos musicales contrastantes.

Laura Navarro destaca que “el repertorio será secreto, como en años precedentes; y cada parte del concierto estará asociada de nuevo a dos emociones distintas, lo que nos permitirá estudiar el efecto de diversos estímulos musicales en nuestra biología”. Se recogerán muestras de sangre (punción capilar en un dedo), de saliva (frotis bucal), y muestras lacrimales de personas mayores de 18 años, y se usarán sensores inalámbricos gracias a la renovación de la colaboración académica con la Escuela de Psicología de la Universidad del Minho.A través de los sensores que llevarán los donantes en sus manos durante el concierto se podrá monitorizar la actividad electrodérmica, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, un evento histórico jamás realizado.

En esta edición, se recogerán muestras de personas con enfermedades neurodegenerativas, trastorno del espectro autista y daño cerebral, gracias a la colaboración de distintas asociaciones de pacientes, como Daño cerebral Santiago de Compostela, AMES Miastenia, ASPANAES y la Asociación Española de Paraparesia Espástica Familiar. Los investigadores informan de que también se usarán por primera vez mochilas vibratorias en participantes de la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Galicia (FAXPG) con el objetivo de hacer la experiencia musical más inclusiva y versátil.

Las inscripciones para participar como donante se realizarán directamente a través de la página web oficial del proyecto. Las personas donantes formarán parte de una investigación, así que deberán firmar un consentimiento informado. También habrá entradas a disposición del público general a la venta a un precio de 5 euros en la Zona C y en el web de Compostela Cultura.

Inscripciones: https://www.sensogenomics.com/sensogenoma25/

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