Ángel Carracedo es el investigador principal del área de Genética del IDIS, además es el director de la Fundación Galega de Medicina Xenómica y del Centro Nacional de Genotipado-ISCIII. También ha sido el director del Instituto de Medicina Legal de la USC y es miembro del CIBERER, Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Raras. Su trayectoria profesional ha sido reconocida con premios como la Medalla de Oro y Plata de Galicia, el Premio Rey Jaime I de Investigación, la Medalla Galien o el Premio Nacional de Genética. En la actualidad coordina numerosos grupos de investigación y realiza una intensa labor investigadora y de impulso a la ciencia.
Ocupa el número 169 del Ranking elaborado por Google Scholar sobre el personal científico más destacado por índice citaciones y número de publicaciones. ¿Qué implica estar situado en este ranking, que tiene en cuenta a más de 5.000 investigadores?
Aunque me favorezcan puedo decir que los rankings no me gustan y que incluso me parecen intrascendentes desde el punto de vista de una trayectoria de investigación. A la hora de evaluar a un investigador, soy muy partidario de ‘curricula narrativa’ y criterios tipo DORA. Considero que, por un lado, está la producción científica y por otro, la excelencia científica. De hecho, hay áreas en las que la citación es más baja por ser más concretas y aplicadas. Las preguntas que considero oportunas para ponderar un currículum son varias: ¿Qué ha hecho usted por la ciencia?; ¿qué ha hecho por la sociedad y, en Medicina, por los pacientes?; ¿es usted un líder de opinión?; ¿ha divulgado?; ¿ha creado equipos?…
¿Qué importancia tiene en su ámbito la publicación de artículos?
Es muy importante, de hecho es básico, ya que supone la confirmación de la validez científica de unos resultados y además es parte esencial del método científico para facilitar la revisión por pares de un trabajo de investigación. Pero lo importante no es su número sino su impacto real. Más vale un artículo disruptivo y de gran importancia en un área científica que cientos de ellos intrascendentes.
¿Y hasta qué punto es relevante la divulgación en el ámbito de la investigación?
Bajo mi perspectiva, la divulgación es una de las partes más importantes del currículum de un investigador porque es necesario que la sociedad entienda qué es la investigación y le ayude a incrementar su curiosidad y entender el mundo que le rodea. Una cosa es la divulgación y otra la comunicación de resultados científicos de investigación. La primera creo que se hace cada vez mejor y hay más gente involucrada y es, además, lo más importante. En la segunda creo que no tanto y que, a nivel institucional, hay que definir unos estándares éticos y científicos y establecer unos criterios.
¿En qué momento decide apostar por la investigación y cómo evoluciona su vocación científica?
Creo que esta pregunta podría dar lugar a un libro de aventuras… Prácticamente desde que empecé a realizar mi trabajo me di cuenta de que no podías ser un profesional de excelencia sin hacer investigación. Así que desde el primer momento que comencé mi vida profesional inicié mi actividad investigadora en Genética Forense y de Poblaciones. Casi paralelamente comenzó mi actividad en la búsqueda del componente genético de enfermedades comunes y farmacogenómica. Todo siempre desde la genómica. Fui creando también diversas estructuras y plataformas: el Servicio de Genética Forense, la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica con Fernando Domínguez, Innopharma-Kaertor con Mabel Loza, o el Centro Nacional de Genotipado, entre otras muchas.
En lo que se refiere a la investigación, hace años que he decidido que era mucho más estable crear una estructura con pequeños grupos de investigación que un grupo vertical único, cada uno con su propio Investigador Principal, a los que yo promociono y apoyo. Por ejemplo, en la actualidad, en el paraguas del grupo de Medicina Xenómica hay, por lo menos, 10 grupos de investigación. He visto muchas veces cómo las torres se caen cuando desaparece la base y yo quiero ver crecer a estos grupos cuando esté retirado. Es una decisión que implica mucha capacidad de renuncia, pero al final lo que haces es que sea más perdurable.
¿En qué proyectos está más centrado ahora mismo?
Como explicaba apoyo a más de 10 grupos de investigación y sigo lanzando grupos nuevos. Pero en este momento estoy especialmente concentrado en los grupos de genética de neurodesarrollo, en farmacogenética y en un gran proyecto que se llama IMPACT, y que es la base de la estrategia nacional de medicina de precisión y personalizada que afecta de forma transversal a todas las áreas médicas. Este proyecto está conectado con la iniciativa europea de 1+Million Genomes de la que coordino el grupo espejo nacional. Estos proyectos implican coordinar a mucha gente y grupos clínicos y de investigación y mucho esfuerzo para el que cuento con la ayuda de gente de nuestro grupo. En fin, esto entre otros muchos proyectos y actividades tanto en el terreno forense, como en el clínico, como en otros aspectos.
¿Por ejemplo?
Estoy luchando por consolidar una carrera estable en el ámbito de la ciencia y para ello Carmen Vela y yo estamos ayudando en la organización de foros en distintas comunidades en colaboración con la Fundación AstraZeneca. El primero tuvo lugar en Galicia, y ahora convocaremos otros en Madrid, Valencia y País Vasco. El objetivo es concienciar de la necesidad de crear en España mecanismos para ofrecer carreras investigadoras atractivas con criterios de estabilidad por tramos para mantener la ilusión de los profesionales. De esta forma, podremos competir con el exterior y captar talento. Se trata de implementar oportunidades y herramientas para atraer a grandes profesionales y retener a los que ya viven aquí.
¿Qué conclusiones se pueden extraer del foro que se celebró en Galicia?
Supuso un gran paso porque participaron tanto investigadores como personal de la administración pública, a la que teníamos que concienciar de la importancia de dotar de recursos a la investigación para poder captar y retener talento. Comunidades autónomas como la Valenciana, País Vasco o Cataluña ya tienen más recorrido en la ejecución de programas y sistemas propios para ello, pero aquí todavía tenemos un camino que recorrer. Esperemos que la nueva Ley de la Ciencia pueda ayudar en este sentido.
¿Cuáles son los principales argumentos para convencer al área pública de la importancia de invertir en investigación biomédica?
La investigación es el motor del desarrollo y en el caso de la salud hablamos de cuestiones realmente importantes. Vivimos en un mundo que va muy deprisa y realmente el progreso reside en el avance en derechos humanos. La salud es un derecho esencial y es importante investigar en este ámbito porque implica mejorar la felicidad de las personas, más allá de sus valores económicos añadidos.
¿Cuál es la importancia del papel que desarrollan en este contexto instituciones como el IDIS?
Personalmente soy un defensor a ultranza de los Institutos de investigación sanitaria y del proceso de acreditación, que además demuestran su gran éxito constantemente. En esta última etapa de crisis económica, han sido los que realmente han sostenido e incluso revolucionado la investigación biomédica consiguiendo, ya no solo mantener la producción científica, sino mejorarla. Estos centros han permitido objetivar lo que se produce, fomentar la interacción y aumentar la producción científica.
¿Y cómo se articula la sinergia entre investigación, industria o emprendimiento, según su experiencia?
Nosotros en la parte de servicios diagnósticos es algo más difícil porque en cierto modo competimos, pero hay en ciertas áreas en las que la colaboración público-privada es para nosotros vital, como por ejemplo en el área de desarrollo de fármacos, en la que no podríamos hacer nada sin la industria farmacéutica detrás. Nosotros trabajamos mucho con grandes farmacéuticas y lanzamos proyectos al mercado a través de ellos y tenemos una excelente colaboración.
¿Es habitual que esta relación sea tan fluida?
No, en general no y debería buscarse por ambos lados. El gran problema es que hacemos mucha investigación pero después no llega a desarrollo o a transferencia. En realidad, hay pocas patentes o ideas que lleguen a trasladarse y no se da así un valor añadido a lo que se investiga.
¿Cómo podría mejorarse la transferencia?
Probablemente conociéndonos e interactuando más. La empresa privada en España invierte poco en I+D+i en parte por sus características y por su tamaño, pero necesitamos que sea consciente del valor de la investigación. Hay que organizar más foros de investigación entre investigadores y empresas, hablar, mantener reuniones dinámicas y continuas… En definitiva, saber lo que hace el otro y cómo nos podemos ayudar mutuamente.